Esa noche, Kate estaba segura de cambiar su vida para siempre. A los veintiocho años, había estado casada desde los dieciocho. Su difunto padre la había obligado a vincularse con un hombre que ni siquiera conocía, todo a cambio de un poco de tierra y un auto viejo. Aparentemente, a los ojos de los hombres en su vida, ella valía solo eso, nada más.
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